jueves 6 de febrero de 2025
Investigación

Un hallazgo argentino sobre la planta de romero generó una vinculación tecnológica con la Unión Europea

Investigadores del CONICET revelaron que la aplicación de extractos de una variedad criolla de esta hierba tiene un efecto protector contra patógenos en cultivos.

Además de ser una planta aromática, el romero es además un gran protector para los cultivos frente al ataque de patógenos, según demuestran las investigaciones de un equipo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) liderado por María Rosa Marano en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR).

Estos resultados llevaron al grupo a integrar un consorcio internacional junto a países de Unión Europea (UE) y la empresa irlandesa BioAtlantis, que cuenta con un financiamiento de un millón de euros hasta 2027 por parte del Programa Marie Skodowska-Curie Actions (MSCA-Staff Exchange) de la Comisión Europea.

CropPrime, como fue denominada esta alianza, busca llegar a la formulación de un producto comercial en base a una mezcla sinérgica de compuestos de origen natural, que constituya una alternativa no tóxica y amigable con el ambiente. “Nos proponemos generar nuevas tecnologías que puedan ser utilizadas como bioestimulantes o protectores frente a distintos tipos de estrés biótico, causados por virus, bacterias y hongos, o abiótico, causados por temperaturas extremas o poca disponibilidad de agua”, indica Marano.

La especie Salvia rosmarinus, como se denomina al romero en el ámbito científico, ha ganado importancia en el campo de la investigación por sus atributos como antiinflamatorio, microbicida y antioxidante. Se ha probado que estos efectos son dados por los metabolitos secundarios más abundantes en la planta: el ácido carnósico, el carnosol y el ácido rosmarínico. Este último es el principal componente del extracto acuoso de romero y “ha sido muy investigado en relación a la salud humana; hoy hay muchos productos que lo incluyen como antioxidante en la industria cosmética. Sin embargo, somos el primero y quizás el único grupo en probar el efecto que tiene este ácido sobre otras plantas”, señala Lucila García, biotecnóloga e investigadora del CONICET en el IBR.

El objetivo de estas iniciativas de la Unión Europea es atender a temáticas específicas a través de la formación de consorcios con un objetivo común. “En este caso sería buscar alternativas al uso de agroquímicos generando nuevas formulaciones, en base a distintos extractos naturales que protejan a los cultivos del estrés biótico y abiótico”, aclara García, y agrega: “Es condición que los distintos grupos de trabajo estén en países en vías de desarrollo y que se incluya una empresa privada”.

CropPrime queda conformado por laboratorios de República Checa, Bulgaria, Bélgica y Sudáfrica que se unen al dirigido por Marano en IBR y a la empresa de desarrollos biotecnológicos BioAtlantis radicada en Irlanda.

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