viernes 18 de octubre de 2024
Editorial

Un problema de gravedad inusitada

Aunque es la comunidad universitaria la que sostiene la resistencia al ajuste dispuesto por el gobierno de Javier Milei, todo el sector educativo padece las consecuencias de los recortes presupuestarios. Un informe publicado ayer por el Observatorio de Argentinos por la Educación ofrece información precisa respecto de la magnitud de las restricciones impuestas. Revela, en términos generales, que este año la inversión educativa disminuyó un 40% respecto del año pasado. El ajuste es impactante, convirtiéndose en el más drástico desde 1992. Es decir, el escamoteo de los fondos educativos fue más pronunciado incluso que los verificados en la crisis del 2001-2002. El recorte al presupuesto educativo es el doble del ajuste general del gasto público, que es de alrededor del 21%.

El ajuste a las universidades es evidente: recibieron este año un 30% menos de recursos que el año pasado. Pero el ajuste general del presupuesto educativo, según el estudio del Observatorio, es aún mayor.

El desglose por rubro arroja luz para entender cómo el desfinanciamiento del sistema es un problema de gravedad inusitada. El Programa Conectar Igualdad, por ejemplo, recibió un 71% menos de recursos, lo que implica una virtual paralización de la entrega de netbooks a estudiantes secundarios.

En el rubro infraestructura y equipamiento el recorte alcanzó el 64%. El impacto se verificará más temprano que tarde en el estado edilicio de los establecimientos educativos y en la disminución de los recursos materiales disponibles. En lo que respecta a los jardines de infantes, el programa de fortalecimiento edilicio disminuyó un 55%.

Un aspecto clave para el desafío de mejorar la calidad de la educación argentina es la formación docente. Este año las partidas destinadas a este propósito cayeron un 57%. Las becas estudiantiles, mientras tanto, se redujeron en un 54%.

Un problema adicional es que el desfinanciamiento del sistema educativo está lejos de ser un fenómeno de coyuntura. El incremento previsto en el presupuesto para la Secretaría de Educación (debe recordarse que el ministerio del área fue degradado en su jerarquía) es de apenas el 6,8%, mientras que la inflación proyectada es de casi el 40%. Medida en términos de porcentaje del PBI, de aprobarse el presupuesto enviado por Milei, la inversión educativa alcanzará el 0,88%, muy inferior al 1,48% del último año del gobierno de Alberto Fernández. El porcentaje más alto desde que la serie se mide fue en 2015, cuando la inversión en Educación alcanzó el 1,59% del PBI, el doble de lo que propone la gestión libertaria para el año que viene.

A juzgar por los números del anteproyecto de Presupuesto que se estudia y debate en el Congreso de la Nación, el desfinanciamiento de la educación es, para Javier Milei, una medida fiscalista pero también, casi, por su proyección, una nueva política de Estado.

El escamoteo de los fondos educativos perpetrado este año fue más pronunciado incluso que los verificados en la histórica crisis del 2001-2002.

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