La temporada de verano en materia turística tendrá, según las proyecciones, una caída en la actividad respecto de años anteriores. Son varios los factores concurrentes que gravitan para que las previsiones no sean buenas. Por un lado, la caída en el poder adquisitivo de los salarios será un importante factor al momento de que una familia decida si sale o no de vacaciones. Por otro lado, la apreciación del peso argentino ha provocado que vacacionar en países limítrofes, particularmente Brasil, que además devaluó su moneda, sea en algunos casos más barato que hacerlo en el país. Y que la Argentina se convierta en un país muy caro en dólares, de modo que la llegada de turismo extranjero es menor cada mes que pasa. También la eliminación del Impuesto País favorece la competitividad de los países extranjeros respecto del nuestro.
Los tres factores, la caída de los ingresos de los salarios, la apreciación del peso y la eliminación del Impuesto País, son de índole económica. También lo es la desaparición del Programa Previaje, que durante varios años funcionó como un motor eficaz para dinamizar el turismo interno en temporada baja. Pero hay otros que se relacionan con medidas que no tienen una connotación directa con el funcionamiento de la economía. Por ejemplo, la decisión de eliminar los feriados puente, declarándolos “días no laborables”. La diferencia es sustancial. Mientras los feriados son obligatorios, en el caso de los días no laborables son los empleadores los que determinan si les dan el día libre a sus trabajadores o no.
Los feriados puente promovían un flujo turístico en los fines de semana largos, pero el cambio del régimen impactará negativamente en la cantidad de personas que puedan movilizarse, porque no todos dispondrán de los permisos laborales.
La medida generó malestar en las cámaras empresarias nacionales y de las distintas provincias, pero dudosamente tendrán la capacidad de presión para que el Gobierno nacional cambie de decisión. Durante el gobierno de Cambiemos se impulsó una decisión similar, pero en aquella oportunidad las demandas de los empresarios relacionados con el turismo surtieron efecto y hubo una marcha atrás.
El sector turismo, que contiene alrededor del 7% del empleo privado registrado en Argentina, ha perdido desde diciembre del año pasado no solo competitividad y por lo tanto rentabilidad, sino también puestos de trabajo: alrededor del 2,2%.
En el caso de Catamarca, el verano es temporada baja para la Capital pero alta para otros destinos del interior. Lidiará, sin embargo, con los problemas expuestos más arriba y además con dificultades estructurales que deberá ir removiendo progresivamente para convertirse en un destino acorde a la imponencia de sus paisajes y la riqueza de su cultura. De todos modos, desde hace ya por lo menos dos décadas, el turismo ha pasado a formar parte de una política de Estado, porque las autoridades han comprendido la importancia estratégica que tiene, una virtud que el gobierno nacional parece ignorar o subestimar.