viernes 27 de diciembre de 2024
Editorial

Otro intento por reformar el Estado

Una vez más el gobernador Raúl Jalil insistirá en la reforma del Estado, una meta pendiente que no pudo concretar desde su primera gestión, al igual que la reforma de la Constitución. Primero fue la pandemia la que le impidió concretar la idea de ordenar la administración pública y luego, la resistencia de los gremios que representan a los trabajadores del sector público por el temor a medidas que afecten estabilidad laboral. Esta vez cuenta con algunos vientos que soplan a favor de su intención.

El lunes último, el Gobierno anunció la creación de la "Unidad de Asuntos Estratégicos y Reforma del Estado", un organismo cuya misión será "optimizar la gestión gubernamental mediante el análisis y procesamiento de datos estratégicos".

Según se informó, el ex ministro de Gobierno, Fernando Ávila, estará al frente de esta entidad, que contará con el apoyo de una mesa de trabajo integrada por representantes de cada ministerio provincial, quienes participarán ad honorem.

De acuerdo con el Ejecutivo, "la baja natalidad ha provocado una disminución del 30% al 40% en la matrícula escolar en nivel primario, lo que exige una reformulación de las políticas públicas para abordar este desafío". Lo cierto es que las razones del Gobierno para ajustar en el Estado exceden a la baja de la natalidad que es una situación real, pero cuyo impacto no tiene una relación tan directa con el sobredimensionamiento de la administración pública que Catamarca tiene desde hace varias décadas.

En 2020, junto al ex ministro de Gobierno Jorge Moreno ya se había impulsado una reforma que no pudo terminar de concretar por la oposición que ejercieron los gremios y porque la pandemia cambió el orden de prioridades. En ese marco logró impulsar algunas reformas como el plan de movilidad para permitir que agentes del Poder Legislativo y el Ejecutivo pasaran al Poder Judicial que demanda personal. Sin embargo, el resultado no fue el esperado.

Tras la pandemia, el Gobierno convocó a la oposición para encarar ambas reformas. Intentó el diálogo que nunca pudo concretarse. Hasta ahora la UCR se negó a sentarse en una mesa que los pudiera dejar como “cómplices” del ajuste. Tampoco, el Gobernador tuvo respaldo de los sectores de raigambre peronista y una vez más quedó apenas en la intención.

Ahora vuelve a intentarlo sin recurrir al apoyo de los legisladores ni de los gremios. Esta vez solo con su equipo de Gobierno, la mayoría con perfil técnico más que político. En este sentido, el Gobernador intentará emular la experiencia del Gobierno nacional que creó el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, a cargo de Federico Sturzenegger. Como regalo de fin de año, le ofreció al Presidente la obra que exhibió con orgullo e hidalguía: el cierre de 200 áreas del Estado sin importar qué servicios dejó de prestar el Estado y cuánta gente echó de un plumazo.

Además del impulso nacional, el Gobierno tiene para el año próximo un presupuesto que reduce cargos para docentes y para la administración pública, un signo que enciende alarmas. Es de esperar que el Gobierno lleve adelante una reforma para ordenar y reducir desigualdades y no para generarlas o provocar más angustia en la población.

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