miércoles 16 de octubre de 2024
Editorial

Muteadas

La prestigiosa organización de defensa de los derechos humanos a nivel global Amnistía Internacional presentó ayer un informe en el que cuantifica el grado de violencia digital a la que están expuestas las mujeres que ejercen el periodismo en la Argentina.

El informe, que se denomina “Muteadas, el impacto de la violencia digital contra las periodistas” revela que el 63,5% de las periodistas mujeres y con diversas identidades de género en Argentina han sido víctimas de algún tipo de violencia digital en los últimos seis años. De ellas –señala el estudio- un 98,3% fue objeto de insultos aislados, mientras que un 85,6% fue víctima de hostigamiento o trolleo. Un 45,9% de las periodistas experimentó acoso sexual o amenazas de violencia sexual y un 44% amenazas de violencia física.

La violencia digital no solamente constituye una interferencia peligrosa en el derecho a la libertad de expresión y en el ejercicio de la profesión; también incide de un modo perjudicial en la salud mental de las víctimas de estas estrategias, generalmente coordinadas por verdaderos ejércitos de trolls. Hay un componente evidente de violencia de género, porque las destinatarias de los agravios son en su inmensa mayoría mujeres.

Si bien este tipo de ataques se manifiesta desde hace años, el clima de época que se vive a partir de la asunción del nuevo gobierno en diciembre del año pasado es mucho más propicio para que se masifiquen, incluso con usuarios de redes sociales que son financiados desde el Estado nacional.

Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, señaló en la presentación del informe que “no se trata en absoluto de un fenómeno nuevo. Desde Amnistía Internacional venimos denunciado los ataques a periodistas durante gobiernos de distinto signo político, pero en los últimos tiempos esta práctica se ha visto exacerbada por un contexto donde la violencia y los abusos en espacios digitales es habilitada y promovida especialmente por autoridades gubernamentales, lo que agrava los riesgos de alteración del clima que preserva la libertad de expresión”.

“Las plataformas digitales, que inicialmente democratizaron el acceso a la información y fueron grandes aliadas de las periodistas y de las principales voceras de las agendas de género -como lo demuestran los movimientos #MeToo y #NiUnaMenos- se han convertido en espacios que amplifican discursos de odio y la violencia de género contra las periodistas. El anonimato, la rápida difusión y la permanencia de los contenidos en internet hacen que el impacto de las agresiones sea aún mayor con consecuencias sumamente graves”, señala un tramo del informe.

El gobierno libertario, que también ha recibido en los últimos meses críticas muy fuertes de organizaciones vinculadas al libre ejercicio de la profesión periodística, como la Academia Nacional de Periodismo, ADEPA, FOPEA y la Sociedad Interamericana de Prensa, entre otras, debería tomar notas de estas advertencias y modificar un estilo de ejercicio del poder que parece confrontar permanentemente con el periodismo que, fiel a su misión, aporta una visión crítica y fundamentada de la realidad.

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