martes 2 de julio de 2024
El Mirador Político

Instrumental para la nueva etapa

El incremento de los ingresos por coparticipación debido a la reposición del Impuesto a las Ganancias y el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones amplían el margen de maniobra del Gobierno catamarqueño para la etapa que se abre con la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal. Valorar el alcance de ambos elementos requiere subordinar platónicos sesgos ideológicos al accidentado trámite que tuvo el combo jurídico y la incertidumbre que signa el derrotero del programa libertario.

Que para conseguir la Ley Bases Milei haya tenido que pactar coordenadas para la distribución de recursos con las provincias no es un dato menor. El paquete fiscal se desprendió del mamotreto de la Ley Bases para su tratamiento diferenciado por sugerencia de los gobernadores.

El método adoptado refleja las novedosas características de la era libertaria. La condición de las provincias para conceder prerrogativas extraordinarias al Presidente fue obtener previsibilidad sobre el flujo de los recursos provenientes de la Nación, que Milei venía manejando arbitrariamente en todos los conceptos salvo en el de la coparticipación, donde no puede meterse. Hay numerosos recursos interpuestos por las provincias ante la Corte Suprema de Justicia por esta propensión libertaria a solventar sus superávits financieros con plata ajena.

La reposición de Ganancias resume este punto del litigio, mucho más cuando se tiene en cuenta que la base imponible de la gabela había sido reducida a instancias de Sergio Massa en plena campaña con el acuerdo de los gobernadores peronistas, a cambio de que en su eventual mandato presidencial se coparticiparan parte de los impuestos al Cheque y PAIS. El triunfo de Milei abortó la hipotética compensación y cristalizó una merma muy significativa de los ingresos provinciales de asignación automática.

Esto es lo que se revierte con el paquete fiscal.

En el caso de Catamarca, significará para 2024 ingresos adicionales por más de 47 mil millones de pesos de libre disponibilidad.

Autonomía

Las perspectivas metropolitanas interpretan los movimientos en el Congreso en función de la subordinación o la resistencia a Milei, pero es posible otra lectura: son 47 mil millones de pesos que la Provincia podrá administrar conforme a sus criterios, sin tener que ir a rogarle a la Casa Rosada. Vale decir: Ganancias es más espacio para el ejercicio de políticas autónomas frente a un Gobierno nacional particularmente tacaño.

En lo que concierne al RIGI, respaldado por los gobernadores de los distritos mineros y petroleros, la Constitución nacional permite atemperar pronósticos catastrofistas. Que la potestad sobre los recursos naturales sea de las provincias es un factor importante para las tratativas de los gobiernos con los potenciales inversores, independientemente de los extremos beneficios que el sistema les otorga.

Es probable que los inversores no pidieran tanto, pero la sobreactuación de la hospitalidad responde a la desconfianza hacia la Argentina. El RIGI configura tanto un estímulo como un blindaje jurídico para a las inversiones que se realicen a su amparo y las utilidades que arrojen.

No solo los malévolos megaempresarios y holdings multinacionales recelan. Según el INDEC, los argentinos tenían en marzo más de 277 mil millones de dólares fuera del sistema financiero, sea en cajas de seguridad, bajo el colchón o en cuentas en el exterior. Es un 6,1% más de lo que tenían en el primer trimestre del año pasado.

277 mil millones de dólares prudentemente sustraídos de los bandazos políticos. De ahí que también se haya bajado el impuesto a los Bienes Personales. ¿Quién blanquearía o repatriaría patrimonios para ofrecerlos a las dentelladas de la AFIP?

Imprevisibilidad

A las triunfalistas manifestaciones de Milei y su tribu por el desenlace de la pelea por la Ley Bases puede oponerse lo que obtuvieron las provincias.

Es pertinente recordar lo que ocurrió en la gestión de Mauricio Macri. Las provincias consiguieron entonces, tras arduas tratativas que demandaron respaldos en el Congreso, que se les devolviera el 15% de la masa coparticipable que la Nación retenía para financiar el sistema de seguridad social. Este cambio estructural permitió a la mayoría de los distritos acceder al equilibrio fiscal. Lo ocurrido con Ganancias y el paquete fiscal tiene similitudes con aquel proceso con un dato que no convendría subestimar: la imprevisibilidad con Milei es mucho mayor que con Macri.

Al mismo tiempo que aprobó la Ley Bases, el Congreso derogó un pretexto. Milei ya tiene el instrumento que exigía, por lo que no puede seguir achacando las deficiencias de su gestión a las estrategias obstructivas de la casta en el Parlamento.

Ejecutado en aras de los dibujos contables de Luis “Toto” Caputo, el “ajuste más grande de la historia” ha acelerado la tragedia social.

El PBI argentino se desplomó en el primer trimestre del año un 5,1% respecto del año anterior. De esa cifra, un 4% corresponde a los cuatro primeros meses de la gestión Milei, durante los cuales se afirmó la recesión, con la caída de puestos de trabajo, la expansión de una pobreza que supera holgada el 50% y una indigencia arrimándose al 20%. El Banco Central registró el cierre de 340.000 cuentas sueldo en el primer cuatrimestre del año.

Ateniéndose a los estallidos de furia y rezongos de Milei, la Ley Bases era el instrumento que necesitaba para acometer las calamidades demandadas para acomodar la macroeconomía.

Ya la tiene, pero el Presidente ni siquiera esperó a que se cerrara ese frente clave para abrir un conflicto con el FMI por razones, dice, ideológicas.

Según él, las reservas que el organismo tiene sobre la sustentabilidad de su programa obedecen a la insidia del director del Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdez, ministro de Hacienda de Chile durante la presidencia de Michelle Bachelet que habría hecho “la vista gorda” con transgresiones de la gestión anterior.

Milei considera que este sujeto es un infiltrado en el FMI del “Foro de San Pablo”, organización que, como todo lo que no forme en un anarcocapitalismo extremo, sindica como “comunista”. Insólitamente, exige que sea apartado de las negociaciones por la situación argentina.

El impacto de la estrafalaria paranoia del Presidente, hija de su maegalomanía, se torna más alarmante asociada a sus aspiraciones a ganar el Premio Nobel. Las reveló al recibir una distinción del Instituto Liberal de Praga que lo envolvió en las internas de la organización.

Dijo allí, luego de autoelogiarse, que con su jefe de asesores, Demian Reidel, está “reescribiendo parte de la teoría económica”.

“Si nos termina de salir bien, probablemente me den el Nobel de Economía junto a Demian”, se esperanzó.

Como si lo suyo no fuera un gobierno, sino un experimento científico con los argentinos cumpliendo el rol de cobayos.

Otro indicio inquietante, que marca la conveniencia de munirse de la mayor cantidad posible de recursos en la Provincia para transitar la etapa que viene.

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