La ejecución de la inversión pública nacional en materia de obra pública es, en 2024, la más baja de la historia. Representa apenas el 0,25% del PBI. Menor aun que la del último año del gobierno de Mauricio Macri (0,9%) y muy lejos del récord de este siglo que data del año 2014 (3%).
Para tener una idea de lo bajo que ha caído, debe señalarse que los organismos internacionales recomiendan que el porcentaje de la inversión pública en materia de obra pública no baje del 6% del PBI.
Según el informe presentado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ante el Congreso, el Gobierno nacional ejecutó menos del 25% del presupuesto asignado. La poda a la obra pública y a los haberes jubilatorios explica buena parte del equilibrio fiscal alcanzado.
Las estadísticas de la Secretaría de Obras Públicas de la Nación son elocuentes: aproximadamente 2.000 obras que estaban en marcha fueron discontinuadas. Los gobernadores han hecho gestiones para que sean transferidas a las órbitas provinciales, pero Nación no transfiere los fondos para su financiamiento.
La decisión asumida por Javier Milei de paralizar casi toda la obra pública nacional tiene un impacto negativo en la actividad económica, en el empleo (se estima que desde diciembre se perdieron 300.000 puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos), pero también en la seguridad. Empresarios de la construcción señalan que en diciembre del año pasado las rutas nacionales y las vías ferroviarias estaban en general en mal estado, por lo que la desinversión de este año y la que se prevé para el año que viene, según los números contemplados en el proyecto de Presupuesto, aumenta el riesgo de accidentes y pérdidas de vida humanas.
La intención del gobierno libertario es que las obras públicas las financie el sector privado, pero está claro que solo prosperarían aquellas que tengan luego rentabilidad asegurada, por ejemplo una ruta con peaje. Ahora, ningún privado invertirá en obras que son estratégicas para el desarrollo nacional pero que no tienen rentabilidad en el corto plazo. En lo que respecta a las inversiones ferroviarias, no hay antecedentes en el mundo de que sean encaradas por empresas privadas.
En declaraciones al medio eldiarioar, Ricardo Delgado, economista de la consultora Analytica y ex subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal en el gobierno de Mauricio Macri, expuso su punto de vista: “Las inversiones ferroviarias en el mundo siempre las hizo el Estado, más allá de que después circulen trenes privados por esas vías. Sí hay puertos privados. Sí habrá inversión en conectividad digital, pero no en cloacas, lo que te impacta en la salud, ni en rutas con poco tránsito. La vivienda se puede reactivar en un segmento social con el hipotecario, pero habrá gente sin acceso al crédito. Sí habrá inversión en trenes de cargas, pero no en pasajeros si no hay subsidios”.
La política de ahorro en materia de obra pública debería ser un factor coyuntural, no permanente, porque trae aparejados perjuicios a la economía y riesgos para la seguridad de las personas.