jueves 23 de enero de 2025
Editorial

Destino de ignominia

Los avances tecnológicos permanentes que se registran en el mundo aportan soluciones en muchos de los aspectos de la vida de la humanidad, sobre todo de aquellos sectores que concentran riqueza o poseen altos ingresos, pero se han manifestado impotentes para solucionar uno de los problemas que ya debería estar resuelto a esta altura de la evolución de la humanidad: el hambre.

No es un tema que no se sepa, o que carezca de estadísticas precisas que logran cuantificar el drama que sufren cientos de millones de personas en todo el mundo, especialmente en las naciones más pobres, pero una cosa es disponer de la información y otra muy distinta que la humanidad, sobre todo la pequeña porción que decide los destinos de los países y del planeta, tome conciencia de la necesidad de torcer ese destino de ignominia que no tiene por qué ser inevitable.

El último alerta lo acaban de dar más de 150 científicos, ganadores de Premios Nobel o del Premio Mundial de Alimentación. A través de un documento titulado “Hacia un mundo sin hambre”, los prestigiosos hombres de ciencia sostienen que es preciso grandes inversiones en toda la cadena de valor de los alimentos y el desarrollo de investigaciones que permitan evitar una hambruna global. Y fijan una posible fecha para este riesgo; mediados de siglo, es decir, dentro de apenas dos décadas y media.

“No estamos en condiciones de satisfacer las necesidades alimentarias futuras. Ni siquiera estamos cerca de hacerlo”, señalan los científicos. Y luego de recordar que en la actualidad “700 millones de personas padecen inseguridad alimentaria y son desesperadamente pobres”, mencionan que “por difícil e incómodo que pueda resultar imaginarlo, la humanidad se encamina hacia un mundo aún más inestable e inseguro en materia de alimentación para mediados de este siglo”.

El escrito remarca que “350 millones de personas no saben de dónde obtendrán su próxima comida y 60 millones de niños menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento (discapacidad cognitiva y física de por vida) debido a deficiencias nutricionales”.

El cambio climático, que sigue siendo negado o subestimado por muchas autoridades políticas, entre ellos el presidente argentino, Javier Milei, y el propio mandatario estadounidense, Donald Trump, es un factor señalado por los científicos, al igual que el crecimiento demográfico, que añade nubarrones “a un panorama sombrío en materia de producción y acceso a la alimentación”.

Los científicos aluden en el documento a los más variados aportes que la ciencia puede hacer para mejorar la producción de alimentos en calidad y cantidad. Pero tales contribuciones serán insuficientes si no se implementan políticas de equidad en la distribución de los beneficios de los avances, si el mundo continúa por un rumbo en el que cada vez se profundiza más la brecha entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres, que es la lógica del sistema económico imperante a nivel global cuando no hay regulaciones que reparen el daño de la desigualdad.

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