Un episodio preocupante, ocurrido en un hospital de la provincia de Entre Ríos, mereció la intervención tanto del Ministerio de Salud de esa provincia como de la Justicia.
Un episodio preocupante, ocurrido en un hospital de la provincia de Entre Ríos, mereció la intervención tanto del Ministerio de Salud de esa provincia como de la Justicia.
Una médica que se desempeña en el Hospital Behring, ubicado en el departamento entrerriano de Islas del Ibicuy, fue sumariada por abandonar la guardia que le había sido asignada en ese centro de salud para realizar otro trabajo dentro de su profesión. El hecho sucedió en enero del año pasado.
Según el sumario, la médica “se habría retirado de la guardia encargándole, de manera absolutamente inconsulta a la superioridad y por decisión unilateral la cobertura ‘por unas horas’ a un supuesto doctor Giroldi, circunstancia reconocida por la profesional, con independencia de los argumentos expuestos”. Lo más grave fue que la investigación interna del hospital determinó que el “supuesto doctor” que había quedado a cargo de la guardia no es médico, sino carpintero.
La doctora fue relevada de sus tareas de guardia y el carpintero fue condenado, luego de un juicio abreviado, a la pena de seis meses de prisión condicional por ejercicio ilegal de la medicina. El sumario administrativo contra la profesional de la medicina aún no concluyó.
El hecho es interesante en sí mismo para reflexionar sobre las responsabilidades de los profesionales que se desempeñan en hospitales públicos, pero también útil para volver la mirada sobre reclamos que suelen realizar pacientes en Catamarca respecto del no cumplimiento, por parte de médicos, de los horarios en los que deben atender en los centros de salud dependientes del Estado.
Hay una creencia generalizada, tal vez sustentada en situaciones reales, en cuanto a que los profesionales priorizan su trabajo en el sector privado –en consultorios propios o sanatorios- porque es más redituable que el que realizan en el sector público, donde cobran un monto fijo, más lo que corresponde por las guardias. En los consultorios o sanatorios, cuanto más tiempo atiendan, mayores son sus honorarios.
Los reclamos refieren tanto a guardias en hospitales como a la atención en consultorios en los hospitales más grandes, minihospitales o centros de salud barriales donde está prevista la concurrencia periódica de médicos.
Los incumplimientos que eventualmente puedan ocurrir en estas situaciones son, por supuesto, mucho menos graves que lo acontecido en Entre Ríos, donde quedó a cargo de la guardia un falso médico. De todos modos, la ausencia o incumplimientos horarios de profesionales en guardias o atención en consultorios de centros de salud públicos generan también perjuicios que, en algunas circunstancias, pueden ser muy graves.
Resultaría criterioso que las autoridades del Ministerio de Salud prestaran atención a estos reclamos, la inmensa mayoría de ellos informales, a los efectos de establecer los controles necesarios respecto de la asistencia y puntualidad de los profesionales de la medicina en el cumplimiento de sus funciones en el ámbito de la salud pública.